miércoles, 7 de febrero de 2007

LO FATAL, de Rubén Darío

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo
Y más la piedra dura, porque ésa ya no siente,
Pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
Ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
Y el temor de haber sido y un futuro terror...
¡Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
Y sufrir por la vida y por la sombra y por
Lo que no conocemos y apenas sospechamos,
Y la carne que tienta con sus frescos racimos,
Y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos.
Y no saber adónde vamos,
Ni de dónde venimos!
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Se puede decir más alto, pero no más claro.

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