jueves, 29 de noviembre de 2007

Crítica literaria

La figura del crítico, sea literario, gastronómico o de arte, es una figura deformada por el rencor y el mal ambiente que provoca una mala o buena crítica.

Una crítica siempre genera algún tipo de malestar. Si es negativa, se alegan cuestiones personales. El crítico tiene mala relación con el autor y se lo quiere cargar sí o sí. No hace falta que se lea el libro, y si se lo lee lo hace condicionado.
Si es positiva, el crítico tiene algún tipo de amiguismo con el autor. No hace falta que se lea el libro, y si se lo lee lo hace condicionado.

Se cree que el crítico vive para hacer daño. Encorvado delante del ordenador, dispuesto a despellejar al iluso que se ha atrevido a ponerle un ejercicio literario delante. Es una persona intelectualoide que cree saber más que los demás.

Y es que el ejercicio de criticar es completamente subjectivo. Es así. Por mucho que el crítico utilice un decálogo para valorar la obra en cuestión, siempre existe un punto de vista propio. Creo que sería harto complicado que dos críticos diferentes valoraran exactamente igual una misma obra.

Algunos sabéis que formo parte del equipo de críticos de Faristol, revista dedicada a la promoción de la literatura infantil y juvenil catalana. Me acuerdo perfectamente de la primera crítica que me encargaron. Antes de recibir el libro rezaba porque la obra fuese buena. Una obra maestra. El mero hecho de imaginarme escribiendo una mala crítica se me hacía insoportable. ¿Por qué? Porque es incómodo. Por inseguridad también. Cómo se puede estar seguro de que tus valores para criticar una obra son los correctos. No se puede saber. Lo único que se puede hacer es trabajar con rigurosidad y creer en lo que se ha escrito.

Por eso me gusta tanto el equipo de críticos de Faristol. Porque es un equipo riguroso. Que no se mira el ombligo. Cada año los jefes del equipo organizan una jornada donde nos reunimos todos los críticos para aprender a hacerlo cada año mejor. En esta ocasión nos volvimos a reunir en la biblioteca del Ateneu de Barcelona, como el año pasado, y Marta Luna nos ilustró con ejemplos de buenas y malas críticas, nuestras y ajenas. Fue muy educativo. Apunto aquí varias premisas que apunté en esa reunión y que me han hecho crecer profesionalmente:

- La búsqueda de la exquisitez en el vocabulario convierte la crítica literaria en un ejercicio de creación literaria.

- La selección de palabras es una operación arriesgada. Una sola palabra mal escogida puede marcar toda una crítica.

- La información y la contextualización del entorno del libro enriquece la crítica para situar al lector.

- Hay que establecer un equilibrio entre información y valoración.

- Una crítica es un texto de reflexión y ponderación, no puede ser un ejercicio de espontaneidad. Siempre ha de mantener la distancia. A veces se escribe lo que se le querría decir al autor, pero no nos puede perder la oralidad.

- Hay que huir de algunas frases hechas vacías de contenido que son muy frecuentes en la crítica de literatura infantil, como "está muy bien escrito" o "ilustraciones coloristas".

Como último apunte creo que es importante destacar que hay algunos críticos, sea cual sea su ámbito, que se creen estrellas. Divas de la cultura. Esos son los malos críticos.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Tragar o no

Parafraseando el artículo de Maruja Torres, hay cosas que nunca cambian. Siempre hay alguien que es más fuerte y alguien que es más débil. Siempre hay alguien que es más listo y alguien que es más tonto. Siempre hay alguien que pisa a los demás y siempre hay alguien al que pisan. Alquien que machaca y otro que resiste.

Como buena pánfila, soy la débil, tonta, a la que pisan y la que no ha resistido. Y es que lo importante para mí en el trabajo es hacer tu trabajo. Las intrigas no van conmigo. No tengo práctica en ese campo. Estoy muy verde y cuando te ves envuelta en una de esas sin experiencia tienes muchas probabilidades de salir escaldada. Y así me he quedado yo, escaldada y en casa sin trabajo.

Los dos últimos meses han sido duros. La paciencia tiene un límite. Cualquier persona puede soportar un máximo de humillaciones. Un poquito de dignidad, también. Espero que de este golpe pueda aprender qué hacer cuando alguien te injuria ante tu jefe, sin tu saberlo. Qué hacer cuando no se valora tu trabajo más como una simple vigilancia de niños que hablan (ay, pobres bibliotecarios...), como dependienta de familias potentadas que compran libros de texto...

Me queda el consuelo pensar que la mayoría de mis compañeros de trabajo (todos excepto los jefes) me han apoyado. Sus e-mails me han hecho llorar. Sé que me respetan y que echarán de menos a su bibliotecaria y sus pasteles (qué bandidos, ja, ja)

Me gustaría decir que no tragué. Que me rebelé y me fui, pero no. Tragué, aguanté. Para que nos vamos a engañar. Cobraba mi buen sueldo, que me permitía escribir, leer, vivir... Estaba buscando otras salidas profesionales, pero respaldada por la nómina. Pero no. He tragado. Y ahora no tengo trabajo. ¿De qué me ha servido tragar? Es algo en lo que tengo que pensar. Quizá me sirva para replantearme mi vida laboral. Ha estado bien trabajar como bibliotecaria escolar, y ojalá pudiera seguir haciéndolo, pero sin una escuela como en la que estaba (privadísima) lo veo difícil. Las públicas te cuidan, pero no pueden pagarte, y una tiene que vivir. Alguien me ha dicho que mientras no encuentre trabajo, puedo apuntarme a un curso de muñecas vudú. Quizás cuando acabe el de ganchillo...

viernes, 16 de noviembre de 2007

Aeri del Port

El fin de semana pasado pude contemplar la ciudad donde vivo desde un punto de vista diferente. Me subí al teleférico del puerto, l'Aeri.

La mayoría del recorrido que realiza este teleférico se hace sobre las aguas del puerto, uniendo la playa de la Barceloneta con el World Trade Center y el jardín de Miramar en la montaña de Montjuïc. Fue construido en 1931 y dispone de dos cabinas, una de ida y otra de vuelta. Cuando llegué a la estación de salida en St. Sebastià me encontré con que había cola y que todos eran turistas, normal ya que las vistas de la ciudad son realmente espectaculares.

Vista de la cabina en la estación de St. Sebastià con el World Trade Center y la estación de Jaume I, al fondo.

Las playas de la Barceloneta, Bogatell y Nova Icària

Avinguda Joan de Borbó, el Palau de Mar i l'Eixample més al fons

Pasarel·la del Maremagnum

Les Rambles

La estación de Miramar en Montjuïc

Una turista contempla las vistas



Y un gatito (ei, Berta Bocado, siempre hay algún gato por ahí) que me encontré en Montjuïc, cariñoso y simpático, aunque al pobre seguro que no le adoptaría nadie por las heridas que le ha dejado la vida en la calle... Aún así, era muy mono.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Bibliófobos

"Lástima de las encuestas, siempre tan impertinentes... y que nos recuerdan que vivimos en una sociedad no lectora donde el libro no acaba de ganarse un lugar en las preferencias de los ciudadanos. Hay bibliófilos, pero también muchos bibliófobos, dice Vicenç Pagès. Estos últimos, segun Pagès, son aquella gente a los que no importa gastar la plusvalía en bienes fungibles como darse unas mechas o viajar a Cancún, pero que en cambio se estremece cuando tiene que pagar los libros de sus hijos al principio del curso escolar."

[Fragmento del artículo Vint-i-cinc anys de literatura infantil i juvenil en català de Josep Maria Aloy, publicado en la revista Faristol en su número 59]

[Fragmento en su publicación original, en catalán:
"Llàstima de les enquestes, sempre tan impertinents... i que ens recorden que vivim en una societat no lectora on el llibre no acaba de guanyar-se un lloc en les preferències dels ciutadans. Hi ha bibliòfils però també molts bibliòfobs, diu Vicenç Pagès. Aquests últims, segons Pagès, són aquella gent a quin no importa gastar la plusvàlua en béns fungibles com ara fer-se unes metxes o viatjar a Cancún, però en canvi s'esgarrifa quan a començament de curs ha de pagar els llibres dels seus fills."]

martes, 13 de noviembre de 2007

Bibliobulimia

Empecé por las estanterías más próximas, las de FICCIÓN, lamiendo, mordisqueando, saboreando y, al final, comiendo, a veces por los bordes, pero más frecuentemente, en cuanto conseguía dejar separadas las tapas, ahondando en línea recta por el centro, como un taladro. Mis preferidas eran las ediciones de la Modern Library, y siempre que me era posible escogía uno de sus libros, quizá por el sello, que era un corredor con una antorcha. [...] Y, ay, qué libros descubrí durante aquellos primeros días embriagadores. Aún hoy, la mera enumeración de sus títulos me trae lágrimas a los ojos [...]: Oliver Twist. Huckleberry Finn. El gran Gatsby. Las almas muertas. Middlemarch. Alicia en el país de las maravillas. Padres e hijos. Las uvas de la ira. El camino de la carne. Una tragedia americana. Peter Pan. Rojo y negro. El amante de Lady Chatterley.

Mi devoración, al principio, era tosca, orgiástica, descentrada, cochina -me daba igual emprenderla a mordiscos con Faulkner que con Flaubert-, pero pronto empecé a percibir sutiles diferencias. Me di cuenta, al principio, de que cada libro poseía un sabor distinto -dulce, amargo, agrio, agridulce, rancio, salado, ácido-, y según fue pasando el tiempo y mis sentidos ganaban en agudeza, llegué a captar el sabor de cada página, de cada frase y, finalmente, de cada palabra: todas traían consigo una ordenación de imágenes, representaciones mentales de cosas que yo desconocía por completo, dad mi limitada experiencia del llamado mundo real [...].


Al principio me limitaba a comer, royendo y masticando, tan feliz, siguiendo los dictados de mi gusto. Pero pronto empecé a leer, un poco por aquí, otro por allí, en los bordes de mis comidas. Y según transcurría el tiempo fui leyendo más y masticando menos, para terminar pasándome prácticamente todas las horas de vigilia leyendo y comiéndome sólo los márgenes. [...]


Me froto los ojos y apunto el telescopio, pero, ay, éste no capta ningún divino aflato, ni siquiera magnifica unas cuantas chispitas de ingenio: sólo descubre un desorden alimenticio. En vez del telescopio, los médicos tirarían de sus estetoscopios, sus electroencefalogramas, sus polígrafos, todo ello en apoyo de un diagnóstico aplastante: caso corriente de bibliobulimia.

[Extractos del libro Firmin de Sam Savage. Editado por Seix Barral]

viernes, 9 de noviembre de 2007

Presentación de Helpers y de El libro azul

Ayer después de un día largo y duro en el trabajo me dispuse a coger el metro para acercarme a una presentación de libros. Esos curiosos actos donde los asistentes se conocen desde hace años, la mayoría se han visto en el trabajo hace cinco minutos, se dan palmaditas en la espalda de autocomplacencia y se despiden hasta el siguiente catering.

Normalmente no iría a uno de estos actos. Estaría fuera de lugar. No podría darle palmaditas a nadie, yo. Per las presentaciones que organiza la editorial Bambú son diferentes. Se celebra el nacimiento de un nuevo libro, después de un embarazo largo y un parto difícil. Los asistentes felicitan a los padres, a los padrinos y a los abuelos. Hablan sobre cómo creen que será la vida de este recién nacido y dejando volar la imaginación hacia posibles escenas exitosas, ven claramente que la vida es muy dura y para un libro recién nacido más.

Ayer nos reunieron en la Biblioteca de Catalunya (1r acierto), la charla principal de la presentación corrió a cargo de Teresa Duran (2º acierto) que nos habló de su experiencia lectora y como usuaria de bibliotecas desde bien pequeña, de forma muy entretenida, tanto que pareció que nos estaba contando un cuento antes de irnos a dormir; y seguidamente los autores no se colgaron del micro y se limitaron a explicar cómo había surgido la idea de escribir sus respectivas obras y el largo periplo de editoriales que habían recorrido hasta dar con la que apostase por ellos, agradeciendo a todos los que venían a felicitarles y acompañarles. Todo muy recogido, familiar y nada pomposo (3r acierto).

Pero no nos engañemos el 50% del éxito de cualquier presentación social se debe a su catering. Un refrigerio roñoso no da nada bueno que pensar, pero Bambú se esmeró y el marco era ideal. En los balcones de la biblioteca la noche no era especialmente fría, con una copa de cava en la mano y camareros con olivas, croquetas, higos, jamón y queso ibérico... sencillo pero buenísimo. Y lo mejor, un niño, hijo de alguien (alguien que se camuflaba) con la boca llena de patatas fritas que cual operación militar, recorría las mesas de incógnito llenándose las manos con más munición patatera para llevarse a la boca. Menudo empacho debió coger por la noche, el pobre.

Y con dos copitas de cava en el cuerpo, hablando con los autores presentes (Àngel Burgas, Joan de Déu Prats, Miquel Ribas, Lluís Prats...), editores, libreros y bibliotecarias sobre el mundo de la literatura infantil, los premios literarios, la censura y lo jodido que está el mercado editorial, la Biblioteca apagó las luces de los focos y lo interpretamos como, hora de irse.

Pero lo mejor de todo: regresar a casa con todos los nuevos conocimientos transmitidos, los contactos conocidos y los libros recibidos como obsequio, pensando que ha valido la pena alargar un poquito más la jornada laboral para estar allí.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Halloween

Espero que Patito&Ratón no se enfade mucho..., aunque siempre celebro la castanyada, este año hemos comprado una calabaza, la hemos vaciado, le hemos cincelado una forma "terrorífica" y he leído cuentos de miedo. Supongo que saber que tienes familia política en los "States" ha hecho que me entre curiosidad por ese curioso país...

He estado leyendo y me he enterado que Halloween no es una tradición americana sino que proviene de la cultura celta y que los inmigrantes irlandeses llevaron consigo cuando llegaron a los estados de la costa este. Y las calabazas con velas dentro son para guiar a los muertos durante la noche en que el mundo de los vivos y el más allá se encuentran.


Y para ponerle la guinda, como estos últimos meses estoy experimentando con las manualidades, compré fieltro de varios colores y guaca; recorté el fieltro en diferentes formas (murciélagos, fantasmas, calabazas, hojas de otoño), las cosí y las rellené con la guaca. Les cosí hilo de pescar y me monté unas guirnaldas bien resultonas. En la foto se ve la de los murciélagos, en una de las ventanas y con el aire que pasaba se movían. El gato se volvió loco. Se moría por cazarlos.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Página 2

Ayer se estrenó el nuevo programa literario de la televisión, Página 2. En la 2 todos los domingos a las 20.15 horas, Óscar López da cuenta de las novedades literarias, entrevista a un autor sobre su trabajo y sus lecturas, a un lector famoso sobre los libros que prefiere leer y dónde lo hace, relaciona cine con literatura a través de las películas que se han basado en libros y relatos, reportajes y rutas literarias... todo en media hora.

Eso ya da pistas de lo compacto y ágil que es el programa. A los que viváis en Barcelona quizá este programa os recuerde a otro que se emite por la televisión local, Plat combinat. Y es lógico ya que es de la misma productora y resposables.

Con la crisis de programas literarios que hay en la televisión está muy bien que se apueste por un programa cercano, sin pretensiones de erudición que aleje a los lectores ocasionales y que acerque la información literaria a todos. Y sobretodo, que se emita a una hora decente. A mí se me hizo muy liviano y quizá hubiese esperado un poco más de información sobre los libros que recomiendan. No sólo el título y un pequeño resumen, en ese sentido soy más del antiguo
Saló de Lectura o del actual L'hora del lector.

El aspecto formal del programa es muy plástico y ágil y hace un uso original de la ilustración. Creo que es un formato que podría funcionar, y espero, evolucionar. Yo no me lo voy a perder...

domingo, 4 de noviembre de 2007

Alvin y las ardillas

Aún a riesgo de perder el crédito que puedan otorgarle los lectores a este blog, cuelgo el tráiler de la película Alvin y las ardillas que se estrenará próximamente.



Y de regalo, unas canciones de otra de sus películas, La vuelta al mundo de Alvin y las ardillas, que mi hermana y yo nos sabemos completamente de memoria porque de pequeñas la vimos tropecientas mil veces.





Nota: es normal que os cuente entender los diálogos, es una película de los ochenta de dibujos animados con doblaje argentino y los personajes son ardillas...

jueves, 1 de noviembre de 2007

El Día de Todos los Santos

[Fotos tomadas hace un año durante una visita guiada al Cementiri de Poblenou de Barcelona. Os recomiendo que os acerquéis algún día hasta allí porque la visita es muy interesante así como la contemplación de los panteones, algunos construidos como si fueran iglesias o catedrales.]