miércoles, 6 de febrero de 2008

El ala oeste de la Casa Blanca

El ala oeste de la Casa Blanca (The West Wing) es la serie con el récord de premios Emmy, por detrás queda la mítica Canción triste de Hill Street. Empezó a emitirse en 1999 y aunque no recuerdo cuándo exactamente llegó a nuestro país, sí recuerdo que un día de madrugada (en una de mis interminables noches de insomnio) zapeando tropecé con ella en La2 y me enganchó a los 5 minutos. Y creo poder afirmar que ésta ha sido una de las series más castigadas por la cadena pública. Nunca la ponían antes de las 3 de la mañana y a veces ni siquiera lo hacían, otras la emitían en días no previstos y encima capítulos dobles o triples. Una desgracia. Desistí y dejé de intentar seguirla. Pero un día maravilloso descubrí que en mi videoclub tenían las dos primeras temporadas y durante días fue lo único que vi.

The West Wing nos presenta a un equipo de gobierno de Estados Unidos completamente utópico, pero es el que todos querríamos para aquel país (por lo que nos conviene) y para el nuestro (porque ya tocaría). La serie está ambientada en la parte del edificio donde trabaja el presidente y todo su gabinete, aquí todos competentes y brillantes empezando por el propio presidente que es todo un premio Nobel de Economía, científico y humanista. Sabe de todo, es un líder comedido, pero firme, se preocupa por el pueblo y el mundo y trabaja para ellos. Por supuesto es demócrata (malditos guionistas y actores rojos de la farándula) y los malos malísimos son republicanos que no hacen más que poner obstáculos en la gestión presidencial para su propio beneficio, aunque también están muy bien preparados y no todos son malos malísimos, sólo malos, todo hay que decirlo.

El presidente Bartlet (una mezcla declarada de Clinton y Kennedy) y su equipo se enfrentan a los extremistas de Qumar (un país ficticio que les da cantidad de dolores de cabeza); contra la burocracia de su propio país en que los de tu propio partido te extorsionan para obtener su voto para la aprobación de una ley; contra la sanidad deficiente, las armas, la prensa sensacionalista... y un sinfín más de vicisitudes que les tientan a pasarse al lado oscuro, a la corrupción, pero ellos no son así, escriben discursos maravillosos (que ya los querrían oradores de la antigua Atenas) para convencer con la palabra, con los hechos (¿a qué me suena esto?).

Ahora que releo esto me da un pelín de rabia la serie, pero nada más lejos de la realidad. Sus guiones y sus tramas convencen y enganchan. Los capítulos, hasta los más tranquilos, desarrollan varias tramas enlazadas pero que transcurren en orden, cuando acaba una, empieza la otra y así, porque si no a los foráneos europeos nos costaría mucho enterarnos de los entresijos del Capitolio acostumbrados a las monarquías parlamentarias, pobres. Pero sentimos tanta curiosidad por la gran potencia que hasta vivimos inmersos en sus procesos electorales (estoy del súpermartes...), que no podemos evitar saber más. La serie nutre esa curiosidad enfermiza por las carreras electorales de los candidatos, por sus recaudaciones, por los estados claves, por los gobernadores... por la propia Casa Blanca. Y es que visionando la serie crees realmente ver el edificio presidencial por su puesta en escena excepcional y el dinamismo de las excelentes historias.

Jolín, es que acaba un capítulo y me dan ganas de levantarme y salvar el mundo yo también. Tanta repercusión ha tenido la serie en su país que el propio Martin Sheen (que encarna al presidente) ha hecho anuncios de televisión criticando algunas de las fascist leyes Bush, y el propio Bush riéndose del personaje (qué triste) porque apostilla frases en latín (hay que ser tonto). Hasta la Universidad de Navarra programó un curso de verano sobre comunicación política y ficción en que se impartió una conferencia con el título El ala oeste y la imagen presidencial.


Ahora que ya he acabado de ver todos los capítulos que se pueden comprar aquí, estoy ya con ese runrún, esas mariposas, ese ansia, impaciencia por ver más, más capítulos para seguir pensando que luchando, trabajando duro también se gana.

P.D. Admitid que estáis enganchados al SúperMartes, a la carrera presidencial y a todos los artículos sobre Obama. Que hasta en Barcelona se ha votado por la elección del candidato demócrata. Admitidlo, que no quiero ser la única...

P.D.D. Lecturas recomendadas sobre el tema: Si queréis saber más sobre el sistema democrático estadounidense no os perdáis los dos volúmenes escritos por Alexis de Tocqueville entre 1835 y 1840, La democracia en América.

2 comentarios:

bravecoast dijo...

no la he visto, por varias razones: horario imposible por la tele, no esta disponible en mis videoclubs, el utorrent lo tuve liado con Lost y ahora planeo Heroes (que me he perdido todos sus capitulos)...
Ojala hubiera una ala oeste de ese tipo no te digo ya en nuestros gobiernos, si no en nuestros ayuntamientos! Como cambiarian las cosas.
Tu que eres de Hillary o de Obama?? xDDDDD

Anónimo dijo...

A mi no me hace falta ver esta serie en la que sólo gobiernan los rojos demócratas (que blandos son, acabaran por desmembrar el país), yo ya he demostrado saber como actuar como presidente de EEUU en todo tipo de situaciones. Además, si tengo dudas llamo al papa y listo. No sé, en todo caso tampoco es pa tanto, la gente exagera con lo complicado que es.