sábado, 29 de noviembre de 2008

Anécdotas de la coja

A todos aquellos que me habéis enviado ánimos y buenas vibraciones os diré que he emprendido la seguna etapa de mi baja laboral menos agobiada (aunque los ligamentos estén más lastimados de lo que parecía y tenga que quedarme en casa 15 días más...) porque he recibido muchas visitas a lo largo de estos días de mi hermana Esther que me ha traído meriendas cochinas (a saber coca-cola, patatas y donuts), los Chetos también pasaron a verme y me trajeron un regalito de Madrid y un boleto de lotería (que la suerte nos acompañe) y encima se ha fundado mi ong particular con dos voluntarios (el Dúo Calavera) que el martes y el miércoles me pasearon por mi barrio, me llevaron de bares y a comer y encima no se molestaron en caminar a mi lento paso.

Y cuando ya pensaba que no podría ser más feliz va elAbogado y me dice que me va a aliviar el picor y el escozor de la piel que yace debajo del oprimente vendaje tensor, y con una de mis agujas de tejer del número 6 me rasca y yo, inhibida que soy, gimo y grito cual Meg Ryan, hasta que elAbogado se niega a seguir haciéndomelo no sea que el vecino flipe en colores. Qué discreto que es...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es un invento que requiere alta tecnología.