lunes, 11 de marzo de 2013

El diccionario que escribió María Moliner


Uno de los propósitos (no escritos) que me marqué para el 2013 era volver a ir regularmente al teatro, como mínimo una vez cada trimestre. Puedo decir que de momento me estoy portando bastante bien porque ya he ido a ver tres obras y casualmente las tres tenían una relación muy directa con mi trabajo, así que las he disfrutado un poquito más, si cabe.


Mi primera obra del año ha sido El Diccionario, de Manuel Pérez Calzada, con la que he descubierto la fascinante biografía de María Moliner, apasionada bibliotecaria y amante de las palabras que no cejó hasta el final de su vida en el intento de proporcionar una definición correcta y objetiva para cada término, sin que esta se vea influenciada por ideas políticas y morales. La precisión con la que analizaba cada palabra se ve reflejada perfectamente en la obra, y me arrancó alguna que otra sonrisa al notar el paralelismo conmigo misma respecto a la obsesión y tozudez con las que yo también entomo mis tareas y el amor por el análisis lingüístico y sintáctico. Porque si utilizamos la palabra hemiplejia (hemi: medio y plejia: ausencia de movimiento) ¿por qué no podríamos también utilizar hemiplátano? Genial.

La obra empieza con el diagnóstico de arterioesclerosis cerebral que sufre María Moliner y mediante sus recuerdos, que se mezclan con su presente, los espectadores conocemos la trayectoria vital de la bibliotecaria que redactó el Plan de Bibliotecas del Estado del Gobierno de Valencia durante la República y que fue degradada por los fascistas al archivo de Hacienda. Menuda tortura para una bibliotecaria vocacional que quería poner la cultura y las palabras al alcance del pueblo. Igual tortura, y jugarreta cruel del destino, la de sufrir demencia y afasia por culpa de su enfermedad, olvidar palabras y confundir otras como "librera" con "bibliotecaria".
No sólo de palabras y definiciones vive El Diccionario, la obra es una lección interdisciplinar sobre la libertad, la represión, las ideologías, el odio, pero también el trabajo con fichas, la pulcritud y precisión del trabajo bibliotecario llevado al extremo y la desgracia de la enfermedad.
El trabajo interpretativo del plantel de actores es excepcional, con Vicky Peña al frente (como María Moliner), Helio Pedregal (su médico neurólogo) y Lander Iglesias (el marido) hacen justicia, como dice Gabriel García Márquez, a la proeza que llevó a cabo María Moliner en su casa, ella sola, con su máquina de escribir y unas fichas, escribió el diccionario más completo, más útil, más acucioso y más divertido de la lengua castellana.

Si tenéis oportunidad de verla, no os la perdáis, es muy emocionante, tanto que toda la platea la despedimos con largas y sonoras ovaciones. Imperdible.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, hemos agregado un trackback (enlace hacia este artículo) en el nuestro ya que nos pareció muy interesante la información detallada pero no quisimos copiarla, sino que nuestros lectores vengan directamente a la fuente. Gracias... comparendos y multas