martes, 26 de noviembre de 2013

Experimentando con mi sobrina prelectora


El título de este post suena muy mal, lo sé. Pero no se alarmen no le he hecho nada malo a mi sobrina, al contrario. Emma cumplió el pasado viernes su primer añito de vida y desde que nació me he dedicado a regalarle libros. ¿Por qué? Hombre, menuda pregunta, parecen nuevos por aquí...
Pues porque me sabía de memoria la teoría de los bebés prelectores, que llevaba tiempo repitiendo a padres y maestros, pero nunca había podido comprobarlo por mí misma. La curiosidad era inmensa.
Aunque más que por qué, la pregunta sería, ¿cómo ha sobrevivido la criaturita a tamaña tía monotemática?
Yo también me lo pregunto. Como les decía, parece ser que mucho mal no le he hecho pues mi hermana aún me deja entrar en su casa, achuchar a su hija y permitirme que me la coma a besos. Y la pequeñaja lo único de lo que se muere, es de la risa.

Los primeros libros que le regalé fueron aquellos que eran más fáciles de manipular para bebés de edades tempranas porque están fabricados con materiales muy resistentes y lavables que además permiten ser chupados, como los de tela o los que son para mojar. Mi primera gran emoción, cuando comprobamos con con tres mesecitos cogía el libro con sus manitas y fijaba la vista en las ilustraciones. Fue una pasada... Mis escogidos para esa etapa, entre otros, la versión de tela de Adivina cuánto te quiero y en versión de plástico para mojar El baño de Elmer.


Pasado ese primer subidón, seguimos con los libros de tela más elaborados, con sonidos, lucecitas (que por cierto descubrimos a posteriori que las tenía) y elementos que sobresalen del libro, y también con los de cartoné con esquinas redondeadas. De estos últimos, bueno y de los de tela y para mojar también, hay multitud de variedades en el mercado editorial. Algunos tienen sencillos hilos argumentales, otros son concatenaciones de imágenes sobre el mundo cotidiano del bebé o conocimientos básicos como los colores, las formas, las letras... Como son muy resistentes, son ideales para que los muerdan, los golpeen, los chupen...

















Mi colección favorita de libros de cartoné para bebés es Los libros del chiquitín de Helen Oxenbury. Está formada por diez títulos sin texto, con imagénes de colores suaves, niños sonrosados e historias sencillas. Los objetos y situaciones que ilustran cada libro inteactuan con el bebé (chiquitín). También le he comprado la colección Emma de Jutta Bauer porque a parte de que lleve de nombre el mismo que mi sobrina, la ilustradora es una de mis favoritas. Cada título ilustra situaciones cotidianas (come, ríe, llora, en casa) y tiene pequeños textos rimados. ¡Me encantan!

















Otro momento importante también fue cuando le hice el carnet de biblioteca, que cogió con un entusiasmo bárbaro, aun sin saber qué y para qué era. También hemos introducido los libros de canciones, nanas, rimas y onomatopeyas para leerle en voz alta y que vaya descubriendo el sonido y la entonación de las palabras. Es divertidísimo leer y cantar con ella porque se muere de la risa, parece que la canción le haga cosquillas. No sé, a lo mejor soy yo, pero creo que disfruta un montón con la lectura y sólo tiene un añito.
Me lo paso genial con ella y animo a todos los papis a que lo hagáis, es muy divertido y estamos creando unos cimientos muy sólidos para construir un hábito muy importante.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Serás la madre que decidas ser

Supongo que ya me venía de fábrica, pero el paso por la Facultad de Biblioteconomia de la UB acabó de afianzar una costumbre que tenía muy arraigada: buscar información para resolver cualquier duda o sustentar una hipótesis preconcebida.
Hasta sobre el tema más tonto busco libros, artículos, páginas web y todo lo que se me ocurre para saber aquello que me pica curiosidad, y en un tema tan trascendental como el de la maternidad no podía ser menos. ¡Sería peor! Quizá el hecho de trabajar en la sala infantil de una biblioteca me ha facilitado la oportunidad de contemplar ejemplos de lo que me gustaría ser como madre, pero sobre todo muchos más ejemplos de lo que no querría llegar a ser por nada del mundo.
Así que en cuanto elAbogado y yo nos decidimos a quedarnos embarazados empezó mi búsqueda bibliográfica. Empecé a obsesionarme con fuentes de información donde encontrar testimonios, tanto positivos como negativos, sobre ser m(p)adre. ¿Por qué querrías ser madre? Una vez pasado el tiempo ¿te ha compensado ser madre? ¿Te has arrepentido? 

Sorpresivamente para mí, no encontré demasiada variedad al respecto. La lectura que más me impactó fue No kid: 40 buenas razones para no tener hijos. En este ensayo de la autora Corinne Maier el lector puede acceder, como bien indica el subtítulo, a cuarenta razones para no tener hijos. La propuesta es radical y más allá de afirmaciones muy muy exageradas que se pueden encontrar en el libro, me tomé esta lectura como una brutal crítica social a tener hijos porque sí. Como quien se compra un coche o se va de viaje, aquella de más allá se ha quedado embarazada y de golpe se me despierta el instinto maternal. Si tienes dudas, leerte este libro te sacará de ellas. O te produce un rechazo visceral o te afianza en tu convicción de tener hijos, y encima hacerlo "bien", ya que las cuarenta razones son tan espeluznantes que si de verdad quieres ser madre lucharás con todas tus fuerzas para que ninguna de ellas se haga realidad.

Pensé que me quedaría con esta lectura y ya, pero llegó un libro a la biblioteca que me llamó la atención: Una nueva maternidad, formado por textos de mujeres que publican en sus propios blogs, siguiendo la línea de la crianza natural. A los pocos días una compañerá reseñó en el blog de las bibliotecas el ensayo La mujer y la madre de Elisabeth Badinter y también me lo leí. Dos opciones que no pueden ser más contrarias. En el primer libro, hay un tono general hacia la maternidad como se concebía antes de la incorporación al mercado laboral de la mujer, resumiéndolo muy burdamente (porque hay más que esto) sería un por y para los hijos. Por cierto, ¿dónde están los padres en toda esta revolución en la crianza? Me preocupa que las propias mujeres no les mencionemos ni les incluyamos en el proceso. En el segundo libro, se define a la maternidad como la nueva esclavitud femenina.
Ninguno de los dos me acabó de convencer, ni tanto ni tan poco. Busco un punto medio entre renunciar a todo, o casi todo, por mis futuros hijos y renunciar a la maternidad por mantener tal como estoy ahora con mi trabajo y mi vida personal. Creo que es posible encontrar el equilibro, és más, Elisabeth Badinter define esta realidad como la mujer que se adapta. Espero poder llegar a ser esa mujer que se adapta, ser feliz con mi futura maternidad, poder compaginarla con las cosas que me gusta hacer, transmitírselas a mi hijo y seguir trabajando, ya que sería incapaz de renunciar a mi sala infantil ¡y a mis otros niños! :-)

Al final, toda esta vorágine lectora sobre la maternidad acabó repentinamente cuando hablé con Yolanda, amiga y compañera del trabajo, y ante mi exposición de todas las lecturas que había hecho, soltó un sonoro "puf" de pesadez y me sentenció con sabiduría: "Serás la madre que decidas ser, la que tú escojas y creas que debes ser". Tan fácil y tan sencillo como eso. Espero que finalmente sea así...